Casi todos los que hemos visto la cara de un niño cuando recibe una vacuna, mediante el pinchazo de una aguja, hemos pensado que debería existir un sistema diferente para inmunizar a los pequeños, para evitarles ese duro trámite. Sin embargo, hay razones más poderosas que la eliminación de ese pequeño dolor a la hora de buscar sistemas de administración de vacunas que no utilicen agujas, ya que estos elementos son a menudo portadores de infecciones (si no se esterilizan convenientemente) o incluso de enfermedades como el SIDA o la hepatitis. Estos riesgos son aún mayores en poblaciones pobres, en las que la palabra “descartable” parece haber sido eliminada del vocabulario.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario